A un año.

LAS SIMPLES COSAS.
Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas, lo mismo que un árbol que en tiempo de otoño se queda sin hojas, que al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas, de esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón. Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, entonces parece cómo están de ausentes las cosas queridas. Por eso, muchacha, no partas ahora soñando el regreso que el amor es simple y  a las cosas simples las devora el tiempo. Demórate aquí a la luz mayor de éste medio día, donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida. Por eso, muchacaha, no partas ahora soñando el regreso que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo. Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida.

























Algo recurrente últimamente en mí es la admiración por el paso del tiempo y la devastación que éste mismo causa en mi pequeño y confundido ser. Yo mismo escribía no hace mucho: "Cómo destruir al tiempo cuando el tiempo se encargó ya de destruirme a mí". Hace un año escribí lo siguiente:



"Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida. Y a Guanajuato he de volver, donde amé la vida.
Festival Internacional Cervantino es el nombre de la causa de mi visita a esta ciudad (el pretexto perfecto ¿verdad?).
Por primera vez he conocido esta ciudad, aunque no es la primera que la visito. Calles empedradas, pequeñas, angostas, pero, sobretodo, bellas. Yo caminaba encantado por sus embrujantes calles, me olvidé de todo, el dolor del amor o el amor al dolor se fue de vacaciones, se olvidó de mí, en Guanajuato no me encontró, o tal vez se quedó tirado en alguna cantina y ni vió por dónde me fui, no lo sé. El escenario perfecto para un maravilloso y divertido fin de semana, además de la cultura, claro está.
La Catedral (iglesia grandota), la Universidad, el Teatro Juárez, el Callejón del Beso (recientemente y por conveniencia propia bautizado del abrazo), el Pípila, los túneles, el mercado, las escaleras, Salvador, el tequila, las cervezas, Meche, los cigarros, la música, las literas (ay), los huevos del desayuno, todo... todo me da vueltas en mi cabeza. Todo queda guardado como un bello y grato recuerdo, como testimonio de vida.
Gracias por vivir conmigo esta aventura, dices que por mí fuiste, de más ya no me hago responsable y no acepto la culpa de las contrariedades. Espero leas esto. Desde estas fechas se unen un par de canciones a nuestro repertorio personal y Guanajuato nos unió, mi hermano del alma. Querías estar allá para confesar tu delito, bien sabías que no te podía mandar muy lejos, tal vez hasta la terminal, ni que te hubiera dejado de hablar allá porque me iba a aburrir, digo, pendejo no eres. Salud por eso!!! Te quiero mucho, lo sabes.
Dios bendiga a Guanajuato y sus calles, bellas... Ah también al re...
PD: Ay pinche chino!!!"



Un año ha pasado de mi estancia en Guanajuato y lamentablemente no pude, no podré cumplir lo que dije hace un año, que iba a regresar a ese viejo sitio donde amé la vida. Hoy las cosas han cambiado, ya no soy lo que antes fui. Es cierto, el ser humano es cambiante, hoy me defino en devastación y complejidad. Las risas, fiestas y alegrías quedaro guardadas para después, para cuando encuentre lo que tanto he buscado, cuando encuentre lo que he perdido, cuando me encuentre de nuevo a mí.

Posted on 10/19/2008 05:26:00 p. m. by RAÚL and filed under | 0 Comments »

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