Un sapo en el bulevar.
Me sueño junto al mar
y te imagino a mi lado.
Es uno de tu sangre
quien llora desolado.
Ni jades ni turquesas
adornan mi cuello.
Y es su cabello el que guarda
tu nombre como un secreto.
Un sapo en el bulevar,
el aullido de un lobo,
una sirena gorda,
una noche junto al mar.
Hay un oso en el camino,
las campanas llaman a misa.
La lluvia nos llena,
alguien se escandaliza.
El aullido de un lobo
se escucha en el mar,
allá, donde la soledad abarca,
un nombre me hizo recordar.
Una sirena gorda
que ya no canta,
sólo me escucha
y me invita a pecar.