Veracruz, rinconcito donde hacen su nido las olas del mar.
Veracruz, pedacito de patria que sabe sufrir y cantar.
Veracruz, son tus noches diluvio de estrellas, palmera y mujer.
Veracruz, vibra en mi ser...
Algún día hasta tus playas lejanas tendré
que volver.
Hoy mi canto, mi pensamiento y mi agradecimiento se dirigen hacia esa tierra mágica y morena, tierra que se viste de blanco y se acompaña de olas de colores. Veracruz es el lugar elegido por mi persona como destino y refugio, como cura y exorcismo, como vida y alegría.
Durante dos semanas estuve en el puerto de Veracruz, y a decir verdad he vivido los días más maravillosos de los últimos tiempos. Música, alcohol, fiesta, colores, bailes, gente y compañía maravillosa fueron el común día tras día.
Veracruz me recibió con un carnaval, con una tradición de 85 años de vida, éste se ha convertido en la mejor y más grande fiesta de carnaval que se realiza en nuestro país.
Al inicio nos llenamos un poco de nostalgia, pues estábamos frente a Alejandro Fernández cantando algo así como "Abrázame y no me digas nada, sólo abrázame..." algo cursi y meloso para dar inicio a éste carnaval, y lo mejor de todo era la compañía, un momento muy divertido.
Varios días después me encontré de frente ante la verdadera magnitud del carnaval, después de haber recorrido a solas gran parte de Veracruz (me hacía falta un poco de soledad), después de haberle permitido a una gitana que me leyera la mano, podía ser testigo de la magestuosidad del Carnaval de Veracruz y
aunque la policía nos quería sacar y yo no me podía separar de Farid, y después de que ambos nos disculpamos porque sobrios somos muy aburridos, empezó la verdadera diversión, al ritmo que se iba agotando la cerveza. Bailamos, reimos y tomamos como desesperados, cuando nos dimos cuenta ya nos habíamos salido de Veracruz y estábamos en la Isla del Amor, algo muy curioso.
Los días siguientes fueron mágicos y aunque por un accidente me quedé sin dinero esos días pude sobrevivir y seguir disfrutando del carnaval gracias a Farid y sus amigos.
El último día de Carnaval fue el mejor, pues por mensos ese día la policía sí nos sacó y Farid y yo nos tuvimos que volver a colar, la noche post-carnaval fue lo mejor del viaje...
Es imposible tratar de escribir la experiencia que fue vivir esta aventura, es imposible decir la
experiencia de vida que me deja, lo demás me lo guardo para mí y tal vez para aquellos que quieran oirlo de viva voz.
A partir de estas fechas una parte de Veracruz va conmigo, ya no soy únicamente chilango hasta el tope, me declaro también como jarocho.
Hasta aquí mi pobre relato, quisiera contar más, pero las palabras se niegan a describir lo que el recuerdo me indica.
He puesto algunas fotos aquí, el resto las subiré a
hi5, lo mismo que a
facebook o al
flickr.